El cine en el siglo XIX. El truco de sustitución por parada

Imagen de la película de Alfred Clark, Ejecución de María Estuardo, agosto de 1895

En los albores del cine, uno de los recursos que más efecto tuvo fue el descubrimiento del truco de sustitución por parada (o como es más conocido universalmente: stop trick). Y el debate eterno por la paternidad del cine entre Estados Unidos y Francia (sin olvidar a los Skladanowsky en Alemania, aunque estos no tuvieron la misma repercusión) tiene un caso interesante en el hallazgo de este trucaje; es decir, dejar de grabar y sustituir o eliminar un objeto manteniendo la continuidad.

En esto basó sus primeros éxitos Méliès, quien mejor lo desarrolló. Pero, aunque en sus declaraciones siempre se atribuyó el descubrimiento rodando un día en que, por casualidad, se le encasquilló la cámara, hay historiadores del cine que sostienen que en realidad fue el producto del estudio concienzudo de una película anterior: The execution of Mary, Queen of Scots (La ejecución de María Estuardo), de Alfred Clark para la compañía Edison, que fue publicada en agosto de 1895 (recuérdese que la mítica proyección de los Lumière fue el 28 de diciembre, donde Méliès acudió como espectador e inició su carrera como cineasta). En esta película estadounidense vemos decapitar a María Estuardo con un hacha sobre un tocón. En el momento de descargar el golpe, el operador de la cámara cesaba de girar la manivela de su máquina, y se procedía a sustituir en el mismo lugar a la actriz por un maniquí, cuya cabeza luego rueda por el suelo. Esta película fue realmente escandalosa para su época.

Al año siguiente Méliès plantea este truco en Escamotage d'une dame chez Robert-Houdin (Desaparición de una dama en el teatro Robert-Houdin) como el de un prestidigitador que imitaba el que él mismo realizaba en su teatro de magia.

Y muy pronto, en los últimos días de diciembre de ese mismo año, crearía una obra maestra de su cine del siglo XIX, La mansión del diablo (Le manoir du diable). En esta película, que durante casi un siglo se creyó perdida, y se encontró en Nueva Zelanda en 1988, se aprecia cómo el gran mago del cine pionero desarrolló el truco de sustitución por parada de cámara y consiguió maravillas como esta:

Y por último, para finalizar esta pequeña muestra del cine del siglo XIX, situémonos en el penúltimo año de ese siglo, 1899, cuando el genio de Montreuil (barrio donde nuestro cineasta construyó su estudio cinematográfico en 1897) estrenó L’Impressionniste fin de siècle, que fue conocida en España con el título de Muñeca transformista. Lo curioso es que rodó al menos dos versiones de esta película. Una de ellas, la más conocida, es la que habitualmente circula por internet; pero hay otra, disponible en línea en la colección Sagarmínaga de la Filmoteca Española. Les animo a jugar a encontrar las diferencias.